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Estrenos… Un Amigo para Frank de Jack Schreider

No es ni la primera vez -ni será la última-, que vemos al hombre viviendo el día a día en compañía de un robot… Al menos en el cine. Historias como las de Metrópolis, Blade Runner, El hombre bicentenacio o Inteligencia Artificial, por citar algunos, son buenos ejemplos. Pero el robot que acompaña al bueno de Frank es más ‘actual’. Al menos en la forma. Con actual me refiero a que es más parecido a las máquinas con las que a día de hoy se experimenta en los laboratorios de robótica -concretamente con el androide ASIMO de Honda: carcasa blanca y casco de astronauta-, que a los que nos venden en las citadas películas: estos últimos son peligrosamente humanos. Pero aunque la facha del robot de Frank pueda resultarnos un tanto cutre -como para mi gusto lo es la del ASIMO-, la inteligencia artificial de la que dispone… es demasiado emocional. Como la de los robots de estas películas… y de todas las películas sobre robots.
Es bueno, bonito y barato hacer referencia a otros films siempre que uno hace una crítica, pero os voy a ser sincera: no las encuentro en ninguno de los que he nombrado hasta el momento. Rectifico, como mucho podemos rascar en
El hombre bicentenario, por la faceta de ‘mayordomo’ que tienen tanto el robot de Frank como el de la familia Martin. Y también encontramos semejanzas en una española, la entrañable Eva, por su estética retro. Pero la realidad pura y dura es que Un amigo para Frank lo único que tiene en común con este peculiar género futurista es el robot de hojalata. Ni paisajes rectilíneos, ni coches voladores, ni replicantes. Ni siquiera un trasfondo que indague en la relación del ser humano con la tecnología… Esta historia cuadra mejor en el cajón del género tragicómico que en de ciencia ficción.
Su director Jack Schreider ha decidido utilizar elementos mucho más sencillos en su ópera prima, – tan sencillos que el robot es un disfraz en el que dentro, sí, hay una persona que, sí, sobrevivió al rodaje-. Se desplaza a un futuro no muy lejano en el que lo más impactante que vamos a ver es un Prius desconchado -por los años y eso-. Los robots ‘todavía’ no sustituyen al ser humano, sino que le ayudan. De hecho, tal y como está planteada la película el robot de Frank podría ser perfectamente sustituido por un asistente cualquiera, – ese es su papel: cuidar de este viejo cascarrabias con principio de alzheimer-, si no fuera por un pequeño asuntillo que Frank se trae entre manos: dar un gran golpe.
Efectivamente, el viejo Frank es un ladrón experimentado y resulta que lo que mejor le va para ejercitar su memoria es planear robos meticulosamente. Este robot, que por cierto le encasqueta uno de sus hijos para ayudarle sin su consentimiento, resulta ser su mejor compinche: no deja huellas y encima puede abrir cajas fuertes en tiempo récord. Schreider consigue dar su puntito de originalidad de esta forma a un guión que lo que nos muestra en realidad es la vulnerabilidad que trae consigo la vejez, la enfermedad y el orgullo. El puntito de realidad y humanidad lo pone el actor Frank Langella con su mirada, y el puntito de indulgencia el resto del reparto Susan Sarandon, James Marsden y Liv Tyler. El resultado final es una historia amable, tierna y curiosa, sin grandes pretensiones pero con muchas posibilidades de crear buena química con el público. Ahora bien, no sé qué tal sentará a los de Honda ver a su ASIMO robar una joya tan delicada como una antigua y cuidada copia de nuestro querido Don Quijote.
PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 7,5/ 10

 

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