David Fincher se lava las manos cuando le acusan de misógino justificando que la novela que acaba de adaptar al cine la ha escrito precisamente una mujer que responde al nombre de Guillian Flynn. Bueno… no sé si lo hace él, pero sí algunos de sus fieles seguidores. Sí, yo personalmente les he escuchado, se lavan las manos porque consideran que si es una mujer la que retrata a otra mujer de una forma tan poco honrosa entonces no hay debate, intuyen, dan por hecho, que las mujeres somos así… vengativas, calculadoras, violentas… Cuando una mujer hace algo así, hace un flaco favor a sus ‘hermanas’. Sin embargo, dudo mucho que ésta fuese la intención de Flynn y tampoco creo que sea la de Fincher.
Fincher no es así, si sólo hubiera visto esta película suya quizá lo pensaría pero, cosas de la vida, he crecido con su filmografía, algunas de sus películas me han creado serios traumas infantiles -quizá por desoír las recomendaciones de edad-, otras me han hipnotizado, alguna me ha recalentado el cerebro -de hacerlo funcionar-, pero no recuerdo rastro de misoginia en ninguna de ellas -ni siquiera cuando decidió meter la cabeza de Gwyneth Paltrow en una caja, cosa que confieso temí repitiese en esta película-. De lo único que ha pecado, es de lo que pecan la gran mayoría de directores, de lo que no me canso de denunciar: de poner a sus personajes femeninos como simple acompañamiento de un hombre, cosa que, por otro lado, no impide que una película sea brillante, puesto que lo que hace a una película imprescindible no es que la interprete un hombre o una mujer sino un buen argumento, unos personajes ricos y una técnica impecable. En ese sentido David Fincher siempre ha acertado. Además muchos se olvidan de que en Perdida ‘la increíble Amy’ (Rosamund Pike) es un personaje y el ‘capullo de Nick’ (Ben Affleck) otro y no se puede demonizar ni generalizar sobre ningún género por la actitud de dos personajes de ficción cuyos roles se podrían intercambiar perfectamente sin que la historia perdiese interés… De hecho, así ocurre en cierto modo en Perdida: los personajes pasan de increíbles a capullos o de capullos a increíbles dependiendo de quién tenga el turno de palabra. Y la palabra de ella está escrita en un diario, porque Amy ha desaparecido. Es su única defensa.
Así las cosas… resulta que la primera película ‘misógina’ de Fincher es también la primera película que dirige en la que la acción la lleva una mujer. Si lo miramos desde esa perspectiva en realidad es un paso hacia adelante, y habrían sido dos si Fincher hubiera sido más fiel a los personajes creados por Flynn: en su novela Amy no deja de ser una perturbada, no, pero Nick tampoco deja de ser un hijo de la gran puta -hablando en plata-; sin embargo Fincher suaviza el rol de este personaje en la película, le victimiza más de lo necesario, ahí es donde se ha encontrado con las peores críticas. En realidad esto es algo que beneficia enormemente a la interpretación de Rosamund Pike: mientras el personaje de Ben Affleck permanece plano durante prácticamente toda la película el de ella transita por todos los estados posibles, físicos y mentales. Pike interpreta a una gran actriz y demuestra que ella es una gran actriz: magnética, dulce y despiadada.
De eso es de lo que hay que disfrutar viendo Perdida, de ésa magnífica interpretación, y del doble juego al que ya nos ha acostumbrado el director con muchas de sus películas, sin que, por supuesto, nos deje de sorprender. En este caso la propia intriga pide que estemos muy atentos no sólo a una serie de pistas, las que nos da la desaparecida Amy, sino también al lenguaje corporal de cada uno de los personajes. Con estas dos llamadas de atención consigue mantener la mirada del espectador sobre la pantalla de principio a fin. Ayuda también la ambientación, idílica a la hora de retratar a ‘la increíble Amy’, cortante cuando se trata de Nick.
Pero a pesar de la maravillosa puesta en escena, al final sentí que faltaban algunas respuestas, que quedaban cabos sueltos, pero mejor no preguntar. Con las mismas dudas se queda Nick… Sólo espero que nadie se tome Perdida como una simple guerra de sexos, porque no creo que sea una guerra de sexos, sino una forma macabra de resolver problemas de pareja.
PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 8/10