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Estrenos… 'La Buena Mentira' de Philippe Falardeau

Voy a ser sincera: la presencia de Reese Witherspoon en una película no es para mí un reclamo sino todo lo contrario, tenga o no un Oscar en su estantería. No me gusta. Me produce rechazo. Que aparezca photoshopeada y como indiscutible protagonista en el cartel de una película cuyas estrellas son en realidad cuatro actores de origen africano me irrita. Me parece incluso ofensivo. Sin embargo… el nombre de Philippe Falardeau sí me atrae. Este director canadiense ya me había conquistado con su Profesor Lazhar; a mí, a medio mundo y lo que ‘parece’ más importante: a Hollywood, que nominó su película para competir en los premios de su Academia en 2012. Había hecho cuatro películas antes, cuatro películas de las que por estos lares ibéricos no tuvimos noticias -o quizá no estaba yo muy atenta-, pero fue esta la que le ayudó a dar el gran salto para dirigir una película de guión ajeno y con el nombre de una gran diva en los créditos como lo es La buena mentira.

Lo que son las cosas, una vez entrados en materia resulta que Reese Witherspoon no me ha parecido tan repulsiva ni Philippe Falardeau tan maravilloso. La actriz se muestra esta vez como una persona normal, muy normal, saludable, natural, humana… podría encajar en una película modesta como lo es Profesor Lazhar. Pero La buena mentira no es una película modesta y por eso aún así me chirría, diría incluso que parece imposible que su director sea el mismo que el de aquella conmovedora historia sobre un inmigrante argelino perdido en una clase de Montreal. Esa historia era sencilla y cercana, la de La buena mentira me parece distante, quizá tenga que ver con que no es su guión, él ha intentado, como todo buen director, hacerlo suyo, pero…

Lo curioso es que ambas películas tienen un fondo común, el de la mentira piadosa, el de maquillar la realidad para sobrevivir; y tienen también un envoltorio común, el de la inmigración, pero la ejecución es muy dispar. La buena mentira llega con aires de grandeza, intenta ser un sermón sobre el ritmo frenético de los Estados Unidos, una crítica al consumismo y el individualismo imperante allí, pretende ponerlo ante un espejo en el que se vea gordo y feo… pero acababa retratándolo como el país de las oportunidades, como la única salida para los miles de refugiados de una guerra que de una forma u otra han alimentado ellos mismos. Error. La película termina recordando la buena vida que llevan ahora muchos de ellos en el país occidental, que incluso algunos de ellos forman parte del ejército estadounidense… Se les olvida añadir que otros tantos han vuelto a África porque ese es su verdadero hogar y porque es allí donde son realmente necesarios.

THE GOOD LIE

A pesar todo La buena mentira trae consigo cosas positivas, para empezar recupera una historia real que conviene no olvidar, la de los niños perdidos de Sudán. La parte de la cinta que retrata el arduo camino que recorren algunos de esos niños huyendo de la guerra hasta encontrar un refugio es pura belleza, es tierna y turbadora a partes iguales. Cuando a esos niños, ya adultos, les dan la oportunidad de comenzar una nueva vida en Estados Unidos -cuya lengua ya hablan mejor que la suya propia gracias a la bondad de los misioneros y cooperantes-, comienza algo así como otra película que combina humor y tragedia facilona, esos jóvenes sudaneses pasean por la tierra de la libertad como Forrest Gump paseaba por la vida, es decir, parecen tontos pero conservan su dignidad… No creo sinceramente que esta sea la forma correcta de retratar a estas personas, de hecho una vez llegan allí a la mayoría le ocurre precisamente lo contrario: no son tontos, para nada, sin embargo pierden su dignidad e incluso su identidad.

Philippe Falardeau vuelve con una historia dura, y esta vez en lugar de contarla de una forma sencilla, lo hace de una forma simple. Es una película amable sí, es entretenida, también necesaria, pero hay algo en ella que me resulta tremendamente hipócrita.

PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 6/10

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