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Estrenos… El Lado Bueno de las Cosas (Silver Linings Playbook, David O. Russell): Amores con correspondencia

¿Está usted enamorado? ¿Se trata de un amor correspondido? Perdón, no nos conocemos de nada, disculpe la indiscreción. Pero las respuestas son importantes. Le explicaré. Un día sin saber cómo ni por qué, uno se siente atraído por una persona. Es una sensación individual e irracional, por lo tanto es fácil que ocurra. Seguro que lo ha sentido en algún momento de su vida. Incluso, me atrevería a decir, ya que no nos conocemos, que lo ha sentido en varios momentos. Pero esa sensación requiere de una segunda parte: que la persona por la que sentimos atracción, nos corresponda. Si se da este segundo paso, el sentimiento anteriormente descrito se llama amor; si no, podríamos llamarlo por ejemplo… onanismo.

 

Con el cine pasa algo parecido, aunque no igual. Uno lee una buena crítica, ve un buen tráiler y se encapricha con una película. Va verla, y en ese momento ocurre lo mismo que con el amor. Si la película sacia nuestras expectativas, uno se levanta de la butaca con una sonrisa que delata que ha invertido bien el dinero. Si por el contrario, la película no consigue satisfacernos, uno sale de la sala con una cara que podría advertir un dolor de muelas, pero que exteriorizamos con un «vayamierdapeli». Decía que era algo parecido, aunque no igual. En el amor, por lo menos, le queda a uno (y también a una, aunque digan que no) el consuelo del onanismo.

 

El lado bueno de las cosas (Silver Linings Playbook, 2012) es la última película de David O. Russell, director de entre otros títulos de The Fighter (ídem, 2010), película que intentaba reformular el género de cine de boxeo. Lamentablemente, el género no se reformuló con The Fighter. Aún así, Russell consiguió elaborar una gran película de boxeo, entretenida y divertida en algunos momentos, cuyo magnífico reparto fue merecidamente correspondido con dos estatuillas de la Academia (Christian Bale y Melissa Leo, ambos como actores secundarios). Ahora nos presenta esta película, con la que intuimos que pretendía reformular un género tan manido (y manoseado) como es el de las comedias románticas. No soy un experto en comedias románticas, pero creo que no las ha reformulado. Aunque eso, como en aquella, es lo de menos. Russell (guionista y director del asunto) nos presenta una historia sobre cómo cambia la vida dependiendo del estado de ánimo con el que la enfrentemos, y sobre cómo todo es más fácil si contamos con ayuda.

 

Pat vuelve a casa de sus padres tras pasar un tiempo en un sanatorio mental. Tras muchos errores y algún delito, quiere cambiar su vida. Pero en ese nuevo camino se cruza Tiffany, una chica inestable y con mala fama, que hará difíciles las cosas. Sólo cuando ambos dejen atrás los prejuicios y se unan en una empresa común, las cosas empezarán a salir bien. O no bien, pero sí como ellos querían.

 

El guión de Russell cuenta una historia típica, sin mucho riesgo en su narración, pero con momentos puntuales que hacen subir el nivel del resultado final. Momentos que no tendrían la misma fuerza si no contaran con un efectivo grupo de actores, que dan el tono justo y alocado, agilizando el ritmo de vez en cuando. Especialmente con la aparición de Robert de Niro, que a base de repetir, domina el registro de padre un poco agresivo y excéntrico.

 

El lado bueno de las cosas no es un filme que vaya a hacer historia, ni creo que influya en otros títulos o directores venideros, ni que deje frases para la posteridad. Es una película que consigue lo que busca: hacer pasar a sus espectadores un rato entretenido, y conseguir que salgan sonrientes del cine (algo que se agradece en estos momentos). Eso sí, no se engañen, esta película (y no como muchísimas otras) no cae en el juego de repetir ciertos tics o vicios que se usan en este tipo de cine. Aquí todo tiene un sabor distinto al del algodón de azúcar.

 

Y si no les convence, recuerden que les queda el o… el observar otra vez la cartelera.

 

PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 7/10

 

Víctor R. Bachiller

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