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Estrenos… Dom Hemingway

El de Dom Hemingway, es, quizá, uno de los inicios más grandiosos que he visto en mucho tiempo. Salvando mucho, muchísimo, las distancias me recuerda en cierto modo al comienzo de La noche de la iguana: ambas películas irrumpen con un monólogo que termina en delirio. Quien haya visto estos films pensará seguro que sufro algún tipo de patología cerebral, porque cuando Richard Burton entra en estado de psicosis le observan con estupor todos sus feligreses… y cuando lo hace Jude Law, solo hay un testigo, y el motivo de su delirio es más terrenal. No quiero dar más detalles. Pero por algún motivo que se me escapa, no puedo evitar la comparación.
 
La película empieza con fuerza, con la promesa de ser profunda y entretenida, pero sobre todo gamberra. Una película que los fans incondicionales de Quentin Tarantino podrían haber calificado de diez si no fuera porque antes de llegar al punto de inflexión la historia pierde completamente el norte. Y el sur. Y el este y el oeste. Una lástima. Quizá si el director Richard Shepard intentase buscar su propio estilo en lugar de copiárselo a los demás conseguiría guiones más ‘conexos’…
 
El caso es que el intento de Shepard de ser Tarantino le sale bien hasta que la película deja de ser tarantinesca: hasta que el gran Dom Hemingway -que no se cansa de repetir su propio nombre-, deja de ser el mejor ladrón de cajas fuertes y empieza a ser un padre preocupado. Que los personajes cambien radicalmente sus objetivos durante el metraje de una película no queda del todo mal si está completamente justificado y si el paso es natural, pero en esta caso ese paso está forzado, el guión delira como delira el propio Dom con sus excéntricos soliloquios.
 
Pero todo esto tiene un lado positivo y es ver al bueno de Jude Law transitar por todos los estados de ánimo imaginables. Que yo recuerde, el actor, jamás ha interpretado un papel de estas características. Que yo recuerde, nunca antes Jude Law había transmitido ‘grima’ con ninguno de sus personajes, todo lo contrario, siempre salía a flote su sex-appeal. Esto es todo un hito: por primera vez interpreta a un hombre que sexualmente provoca rechazo a pesar de tener un ego por encima de sus posibilidades. Por primera vez aprovecha al máximo su ‘incipiente’ alopecia, asume que ha de dar un paso hacia adelante para dejar atrás personajes correctos pero insípidos.
 
Creo que esta película marca un antes y un después en la carrera de Jude Law, algo de lo que seguro también saldrá beneficiado Richard Shepard. Si he de recomendar esta película es sobre todo por la magistral interpretación de este actor, a pesar de que su papel pierda fuelle cuando más fuerza necesita, quizá por desgaste, por haber abusado de egocentrismo durante la primera media hora y presumir de falsa humanidad en lo que resta.
PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 5,5/10

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