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Entrevista Crazyminds con… Jon Garaño y Jose Mari Goenaga: “Lo que pasa en Loreak en clave intimista es trasladable a la sociedad: hay quien quiere olvidar y quien quiere recordar”

Termina el pase de Loreak (Flores) y sus dos directores se esconden de la prensa… No nos quieren ver salir. Admiten después que están algo nerviosos por la reacción del público y eso que ya han pasado la prueba con nota en muchos festivales: en Londres, en Zúrich, mención especial en San Sebastián, premio a la mejor interpretación ex aequo a sus tres actrices en el latino de Tokio. Curioso, ellos se esconden de nosotros y yo intento esconderme de ellos precisamente porque no quiero que vean mi reacción. No quiero que me vean con los ojos hinchados de llorar. Necesito tomar aire y reflexionar. No asustarse, Loreak no es un dramón, pero me ha tocado la fibra sensible. O es que me emociono con facilidad, qué se yo.
El caso es que el encuentro es inminente, inevitable, así que confieso: comienzo esta entrevista con la emoción a flor de piel. Debería haberlo visto venir porque con el primer largometraje que dirigieron juntos estos dos cineastas vascos, 80 egunean (En 80 días), me había pasado algo parecido. Su cine tiene luz, ternura y también contundencia, quizá por eso 80 egunean es la película en euskera más premiada hasta el momento y Loreak no va por mal camino. Ya tienen un estilo propio, son dos cabezas pensantes fusionadas para crear una obra de arte única, pero siguen siendo eso, dos: Jon Garaño y Jose Mari Goenaga. Ellos dos ahora, pero no siempre…
Crazyminds: Si tuvieseis que poneros un nombre artístico, porque vais en pack a lo Coen o Dardenne pero sin lazos de sangre… ¿cuál sería?
Jon Garaño: Pues… Goenaga-Garaño o Garaño-Goenaga (risas).
Jose Mari Goenaga: O Moriarti.
JG: Claro, Moriarti.
JMG: Moriarti es nuestra productora, porque las películas las coproducimos con Irusoin, pero al final nosotros como ente creativo somos Moriarti, y en este caso a lo mejor estamos Jon y yo, pero luego está también de coguionista Aitor Arregi
C: En realidad sois un trío de cineastas…
JMG: Sí, sí, bueno y en realidad somos como cinco o seis personas las que formamos el núcleo creativo.
C: Os quedáis como los Amigos Moriarti pues.
JG: (Risas) Por ejemplo antes del primer largometraje, Jose Mari codirigió con Aitor un documental que funcionó bastante bien, que se estrenó en cines, que se llama Lucio, era sobre un artista navarro, y yo también he trabajado con Aitor en otro documental, el de Sahara Marathon.
JMG: Y si todo va bien el siguiente proyecto lo codirigirán Jon y Aitor.
C: ¿Y cómo se conoce este grupo de amigos?
JG: Pues nos conocemos en la escuela de cine, en una escuela de cine un poco particular porque era como digamos un máster de un año. Hicimos nuestra carrera universitaria y de esto que dices: venga, la última oportunidad para intentar hacer cine, y te apuntas…
C: ¡O sea que queda esperanza para los estudiantes de cine! La unión hace la fuerza.
JG: (Risas) Fue un poco así… En nuestro caso sí. Salimos de la escuela y fue una situación en la que ya tienes a todos amigos trabajando y tal y dices, bueno, ¿qué hacemos? Tuvimos esa suerte. Nos íbamos turnando en los puestos, pues ahora yo dirigía, Jose Mari producía, el otro estaba de ayudante de producción y así. El compromiso era rodar cinco cortos y la verdad es que funcionaron muy bien. Gracias a que funcionaron bien, ganaron premios, llamamos la atención de una productora, hicimos un documental que funcionó muy bien, el del Sahara, y poco a poco te vas metiendo en proyectos y así pues catorce años ya.
JMG: Sí, son muchos años, yo creo que también eso hace que nuestra maquinaria esté bastante engrasada, al principio tienes como el complejo este de que si trabajamos en grupo perdemos el sello autoral, pero luego te das cuenta de que de esa dinámica grupal también sale otro sello que no es una autoría individual pero sí es una autoría colectiva.
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C: Loreak en cualquier caso es vuestro segundo largometraje juntos, eso quiere decir que en el primero también fue sobre ruedas, ¿no?
JMG: (Risas) Bueno… al menos no fue una debacle y nos ha permitido hacer la siguiente.
JG: Nuestra primera película no funcionó mucho a nivel de taquilla, en Euskadi funcionó decente pero fuera de Euskadi no tuvo mucho éxito, tampoco tuvo distribución…
C: Claro, eso es esencial…
JG: Sí, pero bueno, sí que fue muy bien a nivel de festivales, ganó bastantes premios y eso nos ha ayudado mucho a la hora de producir la segunda película, era como un aval digamos. Esta película es un poco diferente en ese sentido porque va a tener una distribución un poco más importante, la película es en euskera y subtitulada en castellano pero también va a tener su versión doblada. Es algo inevitable, porque si no tienes versión doblada no existes, no estás. Para ir a otras ciudades necesitábamos doblar la película, entonces… preferimos estar vaya (risas).
JMG: La anterior no se dobló y eso supone una limitación, pero claro nosotros vemos la versión doblada y como artífices de la película es como ¡madre mía! Y ya si les preguntas a los actores… porque no se han doblado ellos. Pero sabes que al final si quieres llegar a ciertos públicos lo tienes que hacer. Si es para que vaya más gente al cine, ¡pues encantados!
C: A nivel profesional sí que iría bien 80 egunean, porque, entre otras cosas habéis vuelto a contar con sus dos protagonistas, aunque una de ellas -Mariasun Pagoaga aparece de forma un poco ‘poética’…
JG: (Risas) Sí, sí, bueno, realmente repetir repetimos con todo el equipo, en todos, porque nosotros empezamos a hacer cortos hace años y el equipo es prácticamente el mismo, el director de foto es el mismo, el sonidista es el mismo, el montador es el mismo, sí que alguien en producción ha cambiado, pero básicamente es el mismo grupo; y sí que es verdad que una de las actrices principales repite, por un lado porque había un papel que casi casi pedía que fuese ella. Jose Mari fue quien escribió la primera versión de guión y cuando lo leí es que estaba constantemente viendo a Itziar Aizpuru para hacer el papel.
JMG: Tenía hasta frases suyas…
C: Como la de: “¡Bueno, bueno, bueno!”
JG: (Risas) Esas cosas suyas… sí. Y al final, bueno, trabajar juntos siempre facilita mucho la cosas, no tienes que dar muchas explicaciones al director de foto, al sonidista y demás, te sientes mucho más cómodo.
JMG: Luego sí que claro, en cuanto a los personajes sí que hemos contado con gente con la que no habíamos trabajado. No es el caso de Josean Bengoetexea, porque con Josean ya en nuestros primeros cortometrajes trabajamos con él y ya había una relación a pesar de que en 80 egunean no estuviese; pero luego estaban las dos protagonistas que son Itziar Ituño y Nagore Aranburu que es la primera experiencia con ellas. Sobre Nagore teníamos bastante claro que podía ser Ane, bueno de hecho al principio decíamos que podía ser una buena Ane y podía ser una buena Lourdes, porque creemos que es una actriz muy versátil. Tanto Aizpuru como ella son dos actrices muy intuitivas, en cuanto entienden el personaje en seguida te dan lo que necesitas. Y luego estaba Itziar Ituño que también es estupenda, ella es muy conocida allí por Goenkale que es una telenovela que lleva no sé cuántos años…
JG: ¡Lleva 20!
JMG: Sí, y es una de las actrices más veteranas de la telenovela entonces es una cara bastante conocida, pero sí que es verdad que tuvimos más dudas porque al principio ese personaje iba a ser alguien de más edad, eso antes de que cogiésemos a Josean, porque siempre pensamos que igual podría ser una Lourdes mayor, con un chaval más joven, que entonces la madre no ve la relación con buenos ojos, etcétera. Pero al final nos gustó mucho cómo lo hacía Itziar, nos gusta mucho su mirada, la energía que transmite y era un papel que yo creo que requería muchos registros, muchos momentos que había que sacar adelante. El casting fue duro y ella lo sacó adelante y nos quedamos encantados. El trabajo actoral en esta película ha sido una gozada con las tres.
C: Vosotros hacéis algo que pocos directores -género masculino- hacen, que es contar historias sobre mujeres desde su punto de vista, ¡parece que lo ha escrito una mujer!
JG y JMG: (Se ríen)
C: No sé si ya os lo habían dicho alguna vez…
JG: Alguna vez sí (risas).
C: ¿Cuál es el truco?
JMG: Es curioso porque la anterior historia la idea y la primera versión de guión era de Jon y en este caso ha sido mía, o sea que el origen es totalmente diferente.
C: Tenéis ambos mente femenina…
JMG: Sí parece ser que tenemos mente muy femenina, no sé… (risas). No es algo que tampoco nos planteemos en plan: nos interesa el universo femenino, vamos a contar historias de mujeres… pero en los dos casos ha surgido así, tienes una idea y al final la propia idea te marca qué personajes la cuentan, o en qué género -me refiero de sexo- se cuenta la historia. En este caso estaba claro que era una historia de mujeres por el tema de la maternidad, por el tema de cómo te ilusionas ante unas flores, etcétera, eran tramas como muy femeninas. En cuando a si nos metemos o no en ese universo, nosotros no lo sabemos porque al final partes un poco de tus propios sentimientos y confías en que al final los sentimientos son universales… En ese sentido fue más complicado 80 egunean porque…
JG: Nos daba más pudor…
JMG: Sí, porque al final estás viendo personajes y una realidad que no se ha visto muchas veces en pantalla, sabes que algunos te van a mirar con lupa y van a decir: ¿qué hacen estos dos chavales -bueno chavales, no tan chavales, de treinta y tantos años (risas)-, contando una historia de amor de dos mujeres mayores? Puede haber alguien que diga: ¡pero cómo se atreven! ¡Qué falta de psicología! Hombre te intentas documentar y tal pero al final yo creo que lo que cuenta, o lo más honesto que nosotros podíamos hacer, era intentar hablar de sentimientos universales, aquella película tenía mucho también de historia de un primer amor, y pues eso, ¿no? intentas tirar un poco de tu propia experiencia. Igual no estamos tan alejados.
C: Pero fijaos una cosa, vosotros que estuvisteis también en el Festival de San Sebastián, no sé si coincidisteis con Jessica Chastain…
JG y JMG: No, no…
 

¿Realmente hacemos bien, siendo nosotros hombres, contando historias de mujeres? Pues creo que sí. No somos tan diferentes”

C: Pues ella allí dijo algo que viene muy a cuento. Estaba presentando La desaparición de Eleanor Rigby, sabéis que tiene dos guiones: Él y Ella. Jessica contaba que prácticamente obligó al director a escribir el guión de Ella porque en el primer texto que le pasó la perspectiva de la mujer estaba en un segundo plano… Decía que cuando habla con compañeros directores le confiesan que no saben cómo escribir un papel femenino desde un punto de vista femenino. Vosotros como directores, ¿qué opináis de esta afirmación?

JG: Nosotros yo creo que es que somos muy inconscientes porque realmente nos ponemos a escribir una historia y… bueno sí que yo por ejemplo con el tema de 80 egunean el pudor que también comenta Jose Mari entra una vez la película ya está hecha o cuando vas a empezar a rodar. En ese caso la película estaba basada en una historia real, algo que le sucedió a unas amigas mías, la fuente de inspiración fue su historia, entonces en ese momento lo que haces simplemente es escribir como te sale. Al fin y al cabo son cosas que no te planteas hasta que ya está bien avanzada la película y hay un momento en el que dices: ¿la gente cómo se lo va a tomar? ¿Realmente hacemos bien, siendo nosotros hombres, contando historias de mujeres? Pues yo creo que sí.
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C: Igual que hay mujeres que cuentan historias de hombres.
JG: Efectivamente, porque no somos tan diferentes unos de otros. En algunas cosas la sociedad nos ha hecho diferentes, que eso también lo reflejan las películas, pero nosotros siempre tiramos al interior…
C: En el caso de Loreak cada vez que os han preguntado por la fuente de inspiración os referís a esas flores que se ven en las cunetas de las carreteras, pero, ¡no me vale que me digáis eso! ¿Cómo de unas simples flores surge semejante historia?
JMG: (Risas) Bueno, lo primero es que hay una imagen que te llama muchísimo la atención, entonces intentas preguntarte, ¿por qué me llama tanto la atención? ¿Qué hay detrás de esta imagen? Sabes que hay un drama detrás seguramente. Te parece una imagen muy rotunda, muy pocas veces ocurre que una imagen te transmita, o por lo menos a mí me ha pasado, que te transmita tanto. Da una sensación de tristeza. Yo tengo conocidos que incluso dicen: ¡es que deberían prohibirlo esto de poner las flores! Es una imagen que a la gente le impacta. Luego pues nos dio por pensar en quién es esa persona que coloca las flores y es curioso porque normalmente nunca ves quién es. Hay en sitios incluso en los que siempre ves unas flores frescas y nunca ves a la persona que las ha puesto, te preguntas quién será… Y ya empiezas a pensar en clave de trama y dices: jo, pues sería muy fuerte que tú como familiar o allegado a esa persona que ha fallecido no sepas quién pone esas flores. Empiezas a tirar del hilo y ahí es donde surgió la trama de Lourdes, de Beñat, de Tere… La otra trama surge porque necesitas meter en esta historia a otro personaje, al principio dices: bueno pues podría ser una amante secreta, ¿no? Pero después, oyendo la canción de Cecilia de Ramito de violetas surgió otra, pues dices: jo, quizá es una historia que se sale de la clásica trama de amante, tal, pero nos gustaba también esa sensación que transmitían las dos tramas, de que las flores, algo a priori tan aséptico, tan banal, pueden ser el desencadenante de toda una serie de sentimientos para los personajes que las rodean. Nos gustaba el juego de espejos que podías establecer entre las dos tramas porque juegas con los mismos elementos pero los ordenas de distinta forma, pero estás hablando un poco de los mismo: de un anónimo que deja flores, de alguien que se emociona, que se ilusiona, de alguien que se siente amenazado ante esas flores… Había muchas cosas en común y, a parte, una trama era consecuencia de la otra. Se establecía un juego bastante estimulante a la hora de generar todo el mecanismo. Ese fue el origen. Luego piensas en el tema que pueda haber detrás, ¿la gente por qué deja esas flores? ¿Qué es lo que sienten? ¿Qué es lo que quieren transmitir? Ahí surge el tema del olvido…
JG: Y de la memoria. Para nosotros ése era uno de los temas más importantes de la película. Cómo hay gente que quiere recordar y gente que quiere olvidar. Es algo que, siendo así, puede generar conflicto, ¿no? A uno le parece mal que el otro quiera recordar y al revés. Eso nos parecía interesante. Incluso cómo el que quiere recordar acaba olvidando y el que quiere olvidar acaba recordando. La ironía de la situación. Y el tercer personaje que de alguna forma está reconstruyendo algo que no ha vivido. Es algo que ocurre en clave intimista en esta película pero que de alguna forma también es trasladable a la sociedad. De hecho en esta película había una subtrama en la que en la obra en la que trabajaba el personaje de Beñat aparecían unos huesos de la Guerra Civil, una fosa común. De alguna forma eso es algo que ocurre en España, hay quien quiere olvidar y quien quiere recordar. En el País Vasco también es algo que estamos viviendo con el tema de ETA y demás, hay quien quiere recordar y quien quiere olvidar, etcétera. Pero esto al final cayó de la peli porque no conseguíamos encajarlo bien.
JMG: Era una trama que nos gustaba mucho, nos estimulaba para decir eso: que lo que ocurre aquí en clave intimista ocurre también a nivel social. De hecho hay un momento en la película en el que se escucha en la tele una noticia sobre esto, pero eso son los restos de una pequeña trama que era muy corta.
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En el País Vasco es algo que estamos viviendo con el tema de ETA: hay quien quiere recordar y quien quiere olvidar”

C: ¿Y nos os gustaría ampliarla en otra historia?
JG: No, yo creo que no. A mí me da la sensación de que como está ha quedado bien porque aunque quizá no lo entienda todo el mundo, si piensas más en historia de la película, que es uno de nuestros objetivos, se puede llegar a entender.
JMG: De hecho esta trama de los huesos se mantuvo en montaje casi hasta el final, fue una de las últimas cosas que cayó. Es que el primer montaje duraba dos horas veinte y al final ha quedado en 93 minutos…
C: Bueno, hay películas en cartelera que superan las tres horas…
JMG: Lo que pasa es que no se sostenía. Tenía que ser más corta (risas), o a nosotros nos parecía eso. Se acabaron quitando cosas y lo último que se quitó fue esto porque al final te dabas cuenta de que dispersaba un poco la atención del espectador.
JG: Luego incluso hicimos un experimento que fue que lo que se ve en la tele en un momento lo pusimos en dos momentos diferentes en la peli. Lo vimos y era como que se subrayaba demasiado, era como que cogía demasiada presencia, entonces no sabes qué es mucho o qué es poco, y al final optamos por dejar esa pequeña pincelada.
C: Esta película podría tener dos títulos: el de Flores (Loreak) o el de Ovejas (Ardiak)…
JG y JMG: (Se ríen)
C: Hay algo muy turbio en Loreak, que es la muerte planeando continuamente, pero es muy bucólica, literalmente. ¿Por qué decidís hacer esa mezcla y tener a la oveja como elemento clave?
JMG: La oveja entró en la historia porque digamos que estaba en guión, pero luego fue entrando en el rodaje.
JG: ¡Nos perseguían!
JMG: En el guión surgió porque hacia la parte final hay un encuentro, que esto igual es un poco spoiler… (ATENCIÓN SPOILER, si no quieres ser spoileado pasa al párrafo siguiente). Hay un momento en el que aparece una oveja, que es el momento del atropello, porque necesitábamos salir de esa situación en la que se encuentran estas dos mujeres y todo ese encuentro tenía un punto onírico, era como una forma de romper esa situación. Nosotros hicimos nuestra interpretación simbólica de esto, pero no nos gusta contarlo para que el espectador también se sorprenda. La oveja es algo que surge cuando esta persona muere. Luego, durante el rodaje surgió la idea de poder meterla ya en el momento del accidente, pero después también las ovejas aparecieron en la localización de la obra, ¡es que estábamos rodeados de ovejas! Y es más, es que en algunos momentos entran de sonido de fondo y parece que es un efecto que hemos metido a posteriori…
JG: Y es en momentos trascendentes además, en los más importantes.
C: ¡Yo también había pensado que era algo totalmente intencionado!
JMG: No, no. Hay un momento en el que está Nagore Aranburu pensando en la caseta y el sonido de las ovejas es sonido directo. Nosotros siempre decimos que las ovejas querían estar en la película.
JG: Y lo han conseguido (risas).
JMG: Y además había luego un plano que al final no entró en la peli, pero que era muy bonito, que era un momento en el que estaba el personaje de Nagore, el de Ane, en la obra y ve unas huellas que se habían quedado como fosilizadas en el cemento y esas huellas iban hasta la grúa. Ella iba siguiendo esas huellas quizá un poco como jugando y, de repente, había un plano en contrapicado con el monte de fondo y de repente, ¡empezaron a pasar por detrás unas ovejas e iban cruzando su cabeza en fila! ¡Era precioso! Otra cosa que se quedó fuera. Las ovejas nos estaban pidiendo a gritos estar allí.
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JG: El triple salto mortal es un momento en el que están viendo la tele un video y hay ovejas. No son ovejas que hayamos buscado, sino que nos pasaron un material, un super-8 de minuto y medio y en ese minuto y medio había ovejas (risas). De hecho hay un momento en el que paran la imagen del video, que eso ya sí que está intencionado, y si te fijas, en el recuadrito hay una oveja (risas).
JMG: Hemos estado como muy sensibles a las señales en esta película.
C: De todas formas no es bucólica solo por las ovejas… la luz, la ambientación, también lo son, ¿cuáles han sido vuestras referencias en ese sentido?
JG: Como referentes estéticos hemos tenido muchísimos, no uno concreto. Nosotros hacemos un story board con fotos, porque no sabemos dibujar, entonces al principio nos sacamos fotos entre nosotros pero luego vamos incluyendo fotogramas de otras películas que para nos son fuente de inspiración, luego puede salir algo totalmente diferente, pero bueno; entonces si repasásemos ese story board verías que no hay un autor o una corriente, hay un poco de todo. 80 egunean era una película más clásica y aquí sí que hemos tratado de arriesgar, que cada plano sea diferente y que aporte algo. Sí que es verdad también que teníamos el elemento de las flores, que son bonitas en general. Y es lo que dices tú: son unas flores, pero también es la muerte. El día de Todos los Santos los cementerios se llenan de flores, las flores también están relacionadas con el duelo.
JMG: Y luego yo creo que lo bucólico que dices a veces te viene dado por el paisaje. Igual nosotros cuando escribimos el guión nos imaginamos una obra mucho más urbana, pero te pones a buscar obras y resulta que ahora mismo tampoco hay tantas y resulta que hay una que está metida en un pueblo al lao del monte, o te vas a buscar un tramo de carretera y resulta que está rodeado de naturaleza. Al final la realidad de allí, el entorno de allí, o la lluvia mismo, es que se te impone y obviamente siempre es mejor remar a favor, aprovechar lo que te da y adaptarte a eso.

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