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Entrevista Crazyminds con… Alejandro Jodorowsky: “A mi edad la gente se muere, entonces tengo que hacer lo que tengo que hacer”

Cada una de las palabras que salen de su boca es interesante, puedes estar más o menos de acuerdo con ellas, como puedes estar más o menos de acuerdo con sus creaciones, pero merece la pena escucharlas, verlas, porque son diferentes y necesarias. Nos encontramos con Alejandro Jodorowsky para hablar esta vez sobre el séptimo arte, sobre su última película La danza de la realidad, pero terminamos hablando de muchas otras cosas, de la vida, del futuro, de arte, de la enfermedad de la sociedad, de la esperanza. Son cosas que pasan cuando tienes enfrente a un artista polifacético y a un pensador incombustible. Jodorowsky va a cumplir 86 años, pero tiene la vitalidad de una persona de veinte… Es ahora, después de más de dos décadas sin tomar la batuta de la dirección –no pudo ser antes, nos dice, porque no tenía el presupuesto-, cuando nos muestra en pantalla lo que recuerda haber sentido a los diez, cuando vivía con su familia en el pequeño pueblo de Tocopilla, Chile, algo que ya recogió en dos de sus libros: el también titulado La danza de la realidad y El niño del jueves negro.
¿Se puede usar La danza de la realidad como guía para descifrar y entender el resto de tu obra fílmica?
Bueno, se podría usar para eso claro, porque es la última que he hecho. Todo artista usa sus experiencias para inventar historias, pero quedan como ocultas, y aquí usé la fuente de todas mis historias porque lo hago sobre mi vida. Sí es posible. No lo hice así porque quise, pero se puede utilizar así, se puede comprender mejor.
Claro, está menos encriptada, aunque hay muchos guiños a toda tu obra, cada símbolo es más claro que en el resto de tus películas.
Claro es más real. Es que antes yo era muy mental y ahora lo hice más con la emoción, y la emoción la comprende todo el mundo.
Por poner un ejemplo, me viene a la cabeza una escena de El Topo en la que uno de los pistoleros a los que tiene que batir el protagonista, después de practicar puntería con unos pájaros, le dice algo así como “Este pájaro lo he matado yo porque le he dado en el corazón y este otro tú porque le has dado en la cabeza”. En Danza de la libertad y en tu vida, ¿es tu padre la cabeza y tu madre el corazón?
Sí, sí, sí, y después cambian, después se mezclan los dos. Sí claro, eso lo decía yo en El Topo, sí me acuerdo. Yo es que parto de la base de que estamos formados por cuatro partes: el cuerpo, la energía mental, la energía emocional y la energía sexual creativa, esas cuatro energías tienen que encontrar una finalidad común; si usas sólo el intelecto te produce una gran frialdad, si usas sólo el corazón te produce una gran invasión de sentimientos, no los controlas; entonces hay que poner un poco de cada uno de los elementos en una parte. Por ejemplo si tu tomas el intelecto es sólo frío, le tienes que poner calor emocional, creatividad sexual y acción corporal, todo tu ser entero tiene que actuar.
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Has hecho el ejercicio de mirar al pasado, a tu infancia, ¿has hecho ese mismo ejercicio con tus anteriores films, los has vuelto a ver? Si lo has hecho, ¿qué has sentido? ¿Cambiarías algo?
¡Es como si me dijeras que si cambiaría algo de mi hígado! (risas). Son parte de mí, los he hecho con plena honestidad. Si yo fuera un cineasta industrial, me hubiera vendido a la industria y hubiera hecho cosas que no son realmente yo… pero no hay nada de lo que haya hecho en mis películas que me haya visto obligado, las he hecho como una expresión real de mí. Hay dos que las he negado y nos las muestro nunca que son Tusk y El ladrón de arcoíris porque me vi obligado a hacerlas y las borré de mi vida, pero las películas mías son honestas. Yo no las cambiaría, corresponden a la época que lo hice, a lo que yo pensaba. Luego, yo no hago películas una por año, hago una película cuando tengo algo que decir, si no cambio ¿para qué voy a hacer otra igual? ¿Para qué? Todas mis películas son distintas porque corresponden a diferentes periodos de mi vida.
Pero ha pasado mucho tiempo desde tu última película, ¿no tenía nada que decir en forma de película?
En forma de película no tenía nada que decir porque no tenía dinero, las películas cuestan caro. Yo soy muy barato en cine pero lo mínimo que puede costar una película mía son cuatro millones de dólares. Eso para el cine no es nada, pero yo con eso lo hago, claro si no hiciera películas con esos cuatro millones vivo hasta el fin de mis días, ¿no? Vivo de mis ahorros y ya… pero en cine no es nada, es muy poco.
La tuya es una familia de artistas, parece que el arte es una enfermedad que se va pegando…
Es más como un bien, como un don. Yo transmití lo que yo sabía a mis hijos, los llevaba a todos los ensayos, Brontis actuó feto, estaba en el vientre de su mamá, su mamá encinta estaba adaptando una obra de teatro, o sea que antes de nacer ya actuó. A Cristóbal cuando era chiquito le enseñé a contar con las cartas del tarot… Los abogados tienen hijos abogados, los carniceros tienen hijos carniceros, los artistas deberían de tener hijos artistas. Toda mi familia, hasta los nietos son artistas.
Eso desdice un poco la idea del genio artístico, ¿no?
El genio artístico… todo el mundo tiene el genio, porque tenemos millones de neuronas, todos servimos para algo, pero no para lo mismo, tu naces con un talento, hay talento de deportista, hay talento matemático… Adán nació con talento de músico, Brontis con talento de actor, Cristóbal con talento de gurú (risas). Cada cual ha desarrollado sus talentos. Tengo una nieta que se llama Alma Jodorowsky, es la hija de Brontis, esa nació con el talento de modelo, otro nieto es rapero. Son artistas, pero con diferentes artes, pero todos son valientes, todos se lanzan sin límites, yo les enseñé que no hay límites espirituales.

Prefiero actrices no operadas. Mis actrices son seres humanos y ya, sin máscaras”

En La danza de la realidad tu hijo Brontis interpreta a tu padre, es algo muy freudiano, ¿no?

¡Claro que es freudiano! Porque si yo pongo a un actor cualquiera no siento yo al crearlo, y en el espectador tampoco se produce lo que yo quiero. El espectador sabe que es mi hijo interpretando a mi padre, entonces él se pregunta qué pasa y es real, porque es un personaje de mi familia que interpreta mi familia. Es más importante para mí que los personajes sean lo que son. El carpintero, ese don José, no es un actor, ese viejo es un chileno que corrieron de Chile con Pinochet hace 40 años y es carpintero y es santo, es el personaje tal cual es. La muchacha enana es la hija de la enana de El Topo, el peluquero japonés es el hijo del peluquero japonés real… La calle es real, el negocio es donde yo vivía, es decir, hago la visión del niño pero con elementos reales. Eso va al inconsciente del espectador yo creo. Por ejemplo la mujer que canta es cantante de ópera, su marido trabaja en la película, es el policía que tiene el cuello roto y por ejemplo, ¡el alcalde de Tocopilla es el ex alcalde de Tocopilla! (risas) ¡Bueno! El profesor que sale es un profesor de escuela, el dentista es un dentista de Tocopilla… Son los personajes reales haciendo algo parecido a un sueño… Algo tienen, algo tienen…


En tus actores buscas no que interpreten, si no que sean, entonces, ¿qué tiene que hacer un actor que no sea en sí algo del personaje para poder trabajar contigo?
No lo pongo (risas). En teatro cualquier persona se puede maquillar y disfrazar y crear el personaje, en cine hay que ser el personaje, no actúes, sé el personaje. Es otra cosa. Y les voy a decir algo que no les va a gustar nada: prefiero actrices no operadas.
Eso nos gusta.
(Risas) Además si ustedes se dan cuenta, prefiero actrices que no sean modelos. Mis actrices son seres humanos y ya, sin máscaras, son lo que son. Así que así lo hago, es lo que yo creo que debe ser el cine.
El recuerdo que plasmas en la película sobre tu infancia es muy duro, pero a la vez muy positivo.
Claro, es que yo aprendí a trabajar con la memoria. La gente, entre comillas normal, cree que la memoria es inamovible, pero no es verdad, la memoria es un punto de vista y se va cambiando. Amarcord de Fellini, que yo admiro mucho, no es como mi película, él hace su recuerdo de niño como algo que pasó, que quedó fijo ahí y lo repite como lo vivió con gran cariño, como algo inmóvil. No, no.. yo trabajo mi memoria y la cambio, es decir, le doy un nuevo punto de vista, por eso Amarcord pasa en un decorado, yo fui al pueblo real que está perdido ahí en el desierto y es diferente, trabajo sobre el pasado. Cuando llegué ahí estuve en la calle donde viví, en la plaza donde viví, era mi universo, ¡era enorme! Pero cuando llegué era chiquito, ¡todo lo grande era una pulga, no era nada! Es un encuentro fuerte porque te das cuenta de que lo que viviste como niño era una ilusión de niño, no es la realidad actual.
Esta película parece una reconciliación con tu pasado, para ti fue grave en su día, pero ahora ya te has reconciliado.
Sí, sí, es una película para curarse, también para curar el cine. Mira lo que hace el cine, el cine te hipnotiza y te hace creer que es la realidad, dan unos puñetazos y ves salir la sangre y parece real, yo no, yo digo: el cine es cine, yo no te miento, si hay un puñetazo lo doy en el aire y no te llega y tu reaccionas y ves el truco, sin embargo te emocionas. El arte vale cuando tu sabes que es arte, no cuando está copiando a la realidad. Es lo que yo pienso. Claro que hubo El ladrón de bicicletas, todo el cine neorrealista italiano, los efectos numéricos, todo eso para hacerte creer que es la realidad. Pero hay que cambiarlo, el cine es arte y el arte es arte…
Sin embargo parece que, estilísticamente, en tus películas bebes muchísimo de ese cine italiano, al menos para crear esa parte onírica que también recreaban ellos (más Antonioni o Fellini que De Sica claro está)
Bueno pero lo vi, ya pasó. Todo el arte, cualquier arte que tú veas es un desarrollo histórico, se empieza sin perspectiva, viene la perspectiva, se abren los espacios… Todos los personajes en la Edad Media están dentro del cuadro, los importantes eran grandes y los no importantes chiquititos, después viene el Renacimiento, los personajes son reales y hay pedazos del personaje que no salen en el cuadro, se traspasa el cuadro, y después poco a poco viene el Expresionismo, el Puntillismo, se empieza a distorsionar la realidad y al final llegamos a la pintura abstracta y ahora ¿adónde vamos?

 

No hay ningún cine parecido al mío, porque voy lo más lejos posible”

Y en el cine, ¿qué vanguardias quedan por tocar?
Ahí está, ahí vamos. Yo creo que soy el más adelantado de todos (risas). Te lo digo sinceramente, no hay ningún cine parecido al mío, porque voy lo más lejos posible. Alguien que se me acerca mucho a mí y que yo admiro mucho es Pina Bausch, habría que ver los ballets de Pina Bausch para comprender un poco lo que yo hago, porque ella revolucionó el ballet. Si me preguntas que a quién admiro en el cine… admiro los documentales de Pina Bausch (risas). Es la verdad, me inspira muchísimo su manera de crear en la danza, porque el cine además de poesía es como una danza, de ahí La danza de la realidad… (risas) ¡No sabes lo que me costó hacer el ballet, el coro de los mutilados! Fue genial cómo fueron felices, fueron felices porque nadie los mira, andan por la calle y nadie los ve, nadie los quiere mirar. Cuando te cuentan lo que les pasó y cómo viven, algunos están casados, no tienen ni brazos ni piernas y están casados, otro con su muñón usaba estos teléfonos, son seres, son ejemplos de tenacidad, ¡siguen vivos! Uno se queja de pequeños problemitas y ellos con inmensos problemas, sin brazos, sin piernas siguen vivos, viven su vida.
A la hora de crear, ¿qué es más importante para ti, la memoria o la imaginación?
Es que todo es memoria y todo es imaginación. Mira, esta conversación que estamos teniendo aquí, cuando termine y pasen cinco minutos va a estar tan lejos de nosotros como la prehistoria. Va a ser parte de los sueños. La memoria es como un sueño, la memoria la revives a cada momento en el presente, se hace presente cada vez que tú la recuerdas, la vas modificando de acuerdo al punto de vista que tengas en cada momento.
Leo una frase literal dicha por ti, extraída de Lecciones para mutantes: “En momentos de sequía creativa me tiño los testículos de rojo con pintura vegetal”
(Risas)
Mi pregunta es: ¿Has llegado a tener de verdad sequía creativa?
Lo de los testículos lo apliqué a mi hijo Cristóbal porque tenía que ir a actuar en una obra colombiana de Hitler, y él me decía, ¡cómo voy a tener la fuerza de Hitler! ¿Cómo voy a actuar eso? Y le dije, tíñete los testículos de rojo y lo vas a hacer muy bien… Porque el inconsciente acepta la metáfora. Yo nunca he tenido sequía creativa, cuando no puedo hacer algo, hago otra cosa, yo digo que fracasar es sólo cambiar de camino, cuando no puedo hacer una cosa por cuestiones económicas, no encuentro el dinero para una película, hago un cómic, todo el tiempo estoy escribiendo un poema, que es muy difícil… el poema es la literatura más honesta y la que no se vende, precisamente porque no es industrial, nadie la compra. Yo hago poemas, que parece lo más fácil con un lápiz y una hoja, es lo más barato, ¡pero es lo que más cuesta! Llegar a la perfección poética y encontrar tu propia voz… ¡hay tales titanes poetas que tienes que igualar! Es muy difícil. He trabajado por ejemplo ciertos poemas chicos a los que llamo ‘nubes’ durante puede que un año para llegar a la perfección de dos líneas y las tenía guardadas ahí, y de pronto, como hago tuits, empecé a dar seis por día y las regalo porque cualquiera te los puede copiar ahora. Lo regalo, pero tengo un millón de seguidores, lo leen un millón de personas, qué me importa que después lo roben. Este siglo nos cambia, la literatura ya es otra cosa, la literatura, para la gente joven ya no tiene la fuerza de antes. Un tuit llega más que una novela ahora.
Lejos de sufrir sequía creativa tienes en mente ya otra película, Juan Solo
Sí, pero no ésta, cambié. Esa no la voy a hacer, ya tengo la mitad del presupuesto y voy a hacer Poesía sin fin que es la continuación de esta película. Porque Juan Solo, quería hacerla porque yo la escribí para un hijo mío que se murió a los 24 años, ahora mi hijo Adán ya tiene la edad para interpretarlo, entonces quería pagar una deuda con mi hijo muerto y hacer la película, pero es del pasado, es una película de gángsters, es otra cosa, no es una historia real. Entonces decidí que no, porque es perder mi tiempo, me queda poco tiempo, a esta edad la gente se muere, entonces tengo que hacer lo que tengo que hacer y es mucho más útil que haga la continuación de La danza de la realidad, cuando el niño ya tiene 17 años hasta los 24 que es cuando descubre la poesía, cuando se libera, cuando tiene sus amores, descubre la vida y bueno, se empieza a encontrar. Es lo que voy a hacer ahora, en febrero empiezo (…) Yo conocí una poetisa, Stella Díaz Varín, pelirroja, tenía un pelo que le llegaba hasta las rodillas, tan grueso que parecía crin de caballo, era campeona de kárate y daba puñetazos que mandaba a los borrachos a tres metros. Con esa fue la primera con la que me metí, ¡ahora es célebre! Se murió claro, alcohólica, y es una gran poetisa, como Gabriela Mistral. A mí me tocó conocerla y eso voy a contar en mi película. Chile en esa época era una isla, no había televisión y la guerra estaba lejos y Chile estaba rico porque vendía el cobre, el salitre, carne… estaba rico; todos los días eran una fiesta, a las seis de la tarde todo Chile estaba borracho, porque costaba menos un litro de vino que un litro de leche. Los jóvenes no se drogaban, pero se emborrachaban. Era la borrachera diaria. Todos han muerto, porque el alcohol mata.

En Chile hay una especie de moral de cura, todo el mundo está en el armario”

¿Cómo te has encontrado al Chile de hoy?
No es lo mismo, está calmado, porque entró el Opus Dei y calmó todo (risas). Hay una especie de moral de cura ahora, todo el mundo está en el armario, siguen haciendo lo que hacían pero a escondidas. Está muy preocupado Chile ahora por el éxito económico, antes era un país en el que el ideal supremo era ser poeta, era un país que creó poetas como Pablo Neruda, Gabriela Mistral, la antipoesía de Parra, ¡era una maravilla! Pero ahora están preocupados del dinero… bueno es el mal del siglo.
Tienes otra espinita, que es la película Dune… No llegaste a rodarla pero en su día tú tenías elegidos a tus samuráis para hacerla, entre otros estaban Dalí, Orson Welles o Mick Jagger… Si te diesen la oportunidad de hacer esta película ahora, ¿quiénes serían tus samuráis contemporáneos?
¿Ahora? (risas) Es que cuando hice lo de los guerreros espirituales en esa época estaba muy influido por Los Siete Samuráis de Kurosawa, yo quería conseguir mis siete guerreros, fue como una especie de metáfora del film de Kurosawa, pero ahora yo no quiero guerreros, yo quiero gente que ame, quiero seres de luz, seres que busquen la realización artística, espiritual. Mis películas son partes de mí, entonces, mi mujer Pascal que simboliza el amor que encontré real, que lo busqué durante años y años y lo encontré tarde, a los 70, tarde, pero valió la pena; jóvenes poetas, artistas, eso es lo que necesito ahora yo.
¿Puedes decir algún nombre en concreto?
No por ahora porque antes de hacer el casting, primero haces la preparación, en febrero empieza la preparación y en marzo busco a los actores, tienen que ser todos jóvenes. Encontré a uno que interpreta al poeta Enrique Lihn que es Tau, Tau se hace llamar, no sé el nombre, lo encontré en Twitter, ese muchacho corresponde a ese poeta, porque también es poeta, es filósofo, es joven, lo es todo, y es flaco (risas) y a aquel poeta que es genial le decían ‘el flaco’, entonces se corresponde física y mentalmente con el personaje, él puede hacerlo. El que va a interpretarme a mí joven con 24 años es mi hijo Adán (risas) y de 15 años o 16 capaz que sea un nieto que tengo, le dije que estudiara teatro, ¡si no estudia teatro no lo hace!
Precisamente una de las cosas que enseñan a los que estudian arte dramático es que cualquiera puede ser actor, uno de los trucos es despertar al niño interior, ¿compartes esta teoría?
Bueno sí, según como lo uses, ¡yo hago actuar hasta a perros! Por ejemplo si hay una actriz de la que no me gusta su actuación le cambio la voz, o le cambio el color de la piel… En Santa Sangre tenía una actriz que tenía que matar a una prostituta y fui a buscar a una verdadera en un cabaret, la puse ahí y no sabía hablar inglés y le dije: di uno, dos, tres, cuatro, cinco… y después la doblé, ¡Fellini hacía eso! La doblas y ya es actriz. El cine no es teatro, entonces en el cine todo el mundo puede actuar porque tú le puedes manipular, cambiar, le haces cuarenta tomas y la persona está tan desesperada que al final lo hace. Marilyn Monroe una vez hizo 230 tomas para una escena hasta que salió, entonces se puede, el cine es otra técnica. En el montaje tú le quitas lo malo y es otra cosa. Cualquiera puede actuar siempre que el director sepa dónde meterte…
Bonus track: Esta conversación que mantuvimos con Alejandro Jodorowsky junto con una compañera de InfoLibre dio para muchísimo más… La grabadora a punto estuvo de morir en el intento. Por cuestiones logísticas no podemos incluir la entrevista completa, pero sí quisiera rescatar algunas de las frases que dijo el artista chileno durante esta entrevista que aunque no tengan que ver con el cine, merecen ser compartidas:

  • Yo digo que actualmente el hombre desciende del mono y se quedó peor que el mono, pero la mujer no desciende de la mona, porque ella es la que tiene ahora el poder del espíritu, el hombre está preocupado del dinero, del petróleo, de la guerra y de todas estas estupideces (…) La salvación actual de la humanidad está en la mujer”.
  •  Un adulto niño es un idiota, no es un niño; un niño niño es un genio, un hombre adulto niño es un idiota, y un niño adulto es un monstruo”.
  •  Lo primero que se acaba con las crisis es la cultura, el arte, es lo primero que atacan, porque les conviene, porque, ¿qué aporta la cultura? La cultura aporta conciencia y la conciencia aporta revolucionarios. Mira, el elefante aplasta a la hormiga, pero cuando se reúnen todas las hormigas se comen al elefante, entonces la única posibilidad de salvación es la unión de todas las hormigas. Hay que barrer la política, ya es inoperante la política”.
  •  En un siglo o dos va a ser la revolución planetaria. Vamos a ir hacía la sabiduría, va a haber un gobierno sabio, los países van a abrir las fronteras y va a haber una sola nacionalidad, ‘pangea’, la nacionalidad terráquea, las técnicas van a progresar, el ser humano se va a apoderar de ellas y en lugar de ser técnicas destructivas, en lugar de construir bombas y drones, va a construir elementos antigravitacionales, vamos a hacer civilizaciones que floten y va a ser un paraíso, la Tierra va a ser un paraíso, un jardín. Pero hay que esperarse, hay que tener paciencia, en dos siglos más lo logramos”.
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