Esta semana nos acercamos al presente por el estreno de la película Last Night, opera prima de Massy Tadjedin, y que, debido a ciertas similitudes o a la pretensión de ellas, nos da pie a recomendaros la película rodada en 2004 por el director Mike Nichols: Closer.
El film, basado en la obra de teatro de Patrick Marber, cuenta con una puesta en escena encasillada en determinados escenarios como si de la propia obra teatral se tratase. Este motivo, tal vez ocasionado porque Marber también es el autor del guión, supuso muchos detractores para la película por no tolerar en su esencia el teatro, y no entender esta escenografía filmada sin grandes diferencias entre la obra original y la película. Por tanto, nos encontramos ante un film con pocos personajes, escenarios limitados, y un gran peso de lo dramático y de la palabra. Es decir, el espectador se enfrentará a una obra en la que no se le va a dar todo hecho y tendrá que permanecer atento y participar activamente en la misma para su plena comprensión.
La película narra la historia de dos parejas cuyos personajes llegan a intercambiarse en algunos momentos del film. Los dos protagonistas, Anna (Julia Roberts), una fotógrafa de la gran manzana, y Dan (Jude Law), redactor de necrológicas, realizan su trabajo de manera intachable, pero sin duda alguna a la sombra de los dos secundarios del film:Natalie Portman (que interpreta a una joven americana stripper cuyo nombre no está del todo definido) y Clive Owen (que interpreta a Larry, un dermatólogo, que ya interpretó en la propia obra de teatro) que fueron los más reconocidos por sus interpretaciones tanto por la crítica como por los festivales (ambos recibieron distintos premios, incluido en los globos de oro los de actores de reparto).
Pese a ser compañero de generación de directores como Martin Scorsese o Francis Ford Coppola, Nichols no ha llevado la estela de éstos, y su filmografía no ha tenido, o tiene, tanta repercusión. No obstante, ésta es una película entre las suyas a destacar. Un film que, pese a su aparente envoltorio comercial (sobre todo por sus actores), no es la típica ‘made in Hollywood’. No es una comedia romántica, Closer habla del dolor, y en muchas ocasiones habla con el silencio. Es un relato cruel a pesar de que se deslicen tintes de humor en su travesía narrativa. El amor es el punto de partida y tras él está el desamor, las infidelidades, la traición, y una carga sexual que transmite fuerza. Mención especial a sus explícitos diálogos durante toda la película, que nos transportan a una realidad cotidiana insultantemente real (no degradante ni vulgar) que impacta con fuerza sobre el espectador.
La dirección de actores es de sobresaliente, bien cuidada y estudiada. Y son ellos, los actores, y sus explícitos diálogos los que dan fuerza a la historia. En resumen, la historia narra las vivencias entre cuatro extraños, de sus encuentros y sus desencuentros, de sus atracciones, de sus traiciones, todo ello rodeado de ceguera amorosa y deseo carnal.
“En el amor, recordamos los comienzos y los finales y tendemos a editar el medio” afirmaba Mike Nichols.